19 C
Santiago
Martes, Diciembre 9, 2025

Centros de datos e Inteligencia Artificial: un desafío energético para Chile y el mundo

Más leídos

Se espera que con el acelerado crecimiento de estas infraestructuras su consumo eléctrico global se triplicará para 2030, poniendo a prueba la capacidad de los países para garantizar un suministro eficiente y responsable.

El consumo energético asociado a los centros de datos, impulsado por la expansión de la inteligencia artificial (IA), está alcanzando niveles críticos. A nivel global, este fenómeno ya genera presión sobre los sistemas eléctricos y plantea interrogantes sobre la viabilidad de un crecimiento sustentable, especialmente en países como Chile, que aspiran a consolidarse como polos digitales.

Los centros de datos son infraestructuras esenciales que alojan servidores, sistemas de almacenamiento y redes que permiten el funcionamiento de servicios digitales como correo electrónico, plataformas de streaming, banca en línea y redes sociales. En otras palabras, constituyen la columna vertebral de la economía digital global y local.

La Agencia Internacional de Energía (IEA) estima que estos centros consumen entre el 1% y el 2% de la electricidad global, un nivel comparable al consumo energético de países como Italia o España. En cuanto a Chile, la capacidad operativa de centros de datos ha crecido de forma acelerada en la última década, quintuplicando su potencia instalada, desde 35 MW en 2013 a 198 MW en 2023.

Según el Plan Nacional de Centros de Datos 2024-2030, se espera que esta cifra alcance los 594 MW en 2028, impulsada principalmente por la expansión de la inteligencia artificial, cuya creciente demanda energética genera incertidumbre sobre la sostenibilidad del suministro y la eficiencia futura.

Consumo energético de los centros de datos

El consumo de energía en un centro de datos se concentra principalmente en los equipos computacionales y los sistemas de refrigeración. Los servidores, encargados de procesar grandes volúmenes de información, demandan un suministro eléctrico constante, una exigencia que se intensifica con el auge de la inteligencia artificial: un solo proceso basado en IA puede requerir hasta 50 veces más energía que uno convencional.

Por su parte, los sistemas de refrigeración, necesarios para mantener temperaturas entre 18 y 27 °C, consumen energía adicional al disipar el calor generado por la carga computacional. “A mayor carga computacional, mayor es la carga térmica, lo que requiere sistemas de enfriamiento más potentes y un mayor consumo energético”, señala Andrés Díaz, director de la Escuela de Ingeniería Industrial UDP e investigador del Centro de Energía y Desarrollo Sustentable (CEDS). Un centro de datos promedio requiere entre 20 y 50 MW anuales, equivalente al consumo de unas 35.000 viviendas.

“Los centros de datos son infraestructuras críticas que operan 24/7, procesando información y manteniendo condiciones óptimas, lo que genera un elevado consumo energético, especialmente con el auge de la IA (…) entrenar modelos como ChatGPT-3 demanda cantidades de energía comparables al consumo mensual de millas de hogares en la región Metropolitana”, detalla Díaz.

Aunque reconoce el potencial de esta tecnología, el académico advierte sobre los riesgos de su implementación sin una mirada crítica: “A medida que la IA generativa se integra en más aplicaciones y servicios, surge la necesidad de diferenciar cuándo realmente estamos logrando avances significativos mediante el uso de estas herramientas y cuándo simplemente estamos trasladando el problema hacia la infraestructura digital“.

Mercado global y expansión regional

Pese a los dilemas éticos y sociales del uso de la inteligencia artificial en mercados laborales y vida cotidiana. La señal del mercado es clara. Los centros de datos continúan expandiéndose, impulsados por la digitalización y tecnologías como IA y 5G. En 2024, la capacidad instalada alcanzó 45.300 MW, y se proyecta que llegará a 71.980 MW en 2029, con una tasa de crecimiento anual del 9,7%.

América del Norte lidera este desarrollo, con Virginia concentrando el 13,07% de la capacidad global en 2022. Europa sigue con 6.857 MW distribuidos en ciudades como Frankfurt y Londres. Asia-Pacífico muestra fuerte dinamismo, con Australia como referente al operar centros de datos alimentados exclusivamente con energía renovable.

En América Latina, Chile y Brasil se posicionan como hubs emergentes. Santiago, con 120 MW, y São Paulo, con 299 MW, figuran en el ranking global de ciudades con mayor capacidad instalada. En el caso chileno, se proyecta una triplicación de la capacidad a 2028, con 30 nuevos proyectos y una inversión cercana a US$4.148 millones, liderada por Amazon Web Services (AWS).

Además de la capacidad instalada, la distribución geográfica y la concentración de centros de datos a nivel mundial reflejan la dinámica actual del mercado. La presencia y densidad de estos recintos varía significativamente entre regiones y países, marcando tendencias clave en la infraestructura digital global que impactan en la planificación energética y estratégica de cada nación.

Estrategias de sustentabilidad de las grandes tecnológicas

Ante el aumento del consumo energético, las principales empresas tecnológicas han adoptado diversas estrategias para mejorar su sostenibilidad. Amazon, por ejemplo, alcanzó el 100% de uso de energía renovable en 2023 y ha invertido en energía nuclear y biocombustibles. Microsoft apunta a ser carbono negativo para 2030, con 34 GW contratados en energía limpia, incluidos acuerdos de energía nuclear y diseños de data centers de baja huella de carbono.

En tanto, Meta opera 21 centros de datos optimizados para IA con sistemas de refrigeración seca que minimizan el uso de agua. Google, por su parte, ha logrado un PUE (Power Usage Effectiveness) de 1,10, por debajo del promedio industrial de 1,58, alimentando sus instalaciones con energía renovable y utilizando agua reciclada en múltiples locaciones.

Como “emblemático” define Andrés Díaz el caso de Google, dado que “ha conseguido mantener sus consumos energéticos en niveles relativamente bajos gracias al uso de sistemas de enfriamiento controlados por herramientas de aprendizaje profundo, entrenadas con datos de sus propios sistemas de monitoreo”.

Incluso, sostiene el académico, Meta, Google, Microsoft y AWS han optado por ubicar sus centros en zonas estratégicas, como el círculo polar ártico o áreas cercanas, para aprovechar el clima y los recursos naturales con el fin de reducir el consumo energético y los costos operacionales asociados al proceso de enfriamiento.

Centros de datos: oportunidades y desafíos para Chile

Chile ofrece condiciones atractivas para el desarrollo de centros de datos: una alta proporción de energías renovables en la matriz energética, una red de 62.000 km de fibra óptica y una infraestructura 5G con 3,8 millones de dispositivos conectados. Sin embargo, el gran desafío está en la transmisión y distribución eléctrica. “Chile cuenta con condiciones climáticas favorables para el enfriamiento gratuito y recursos renovables abundantes, pero el desafío está en la capacidad de transmisión y distribución”, advierte Díaz.

Andrés Díaz, director de la Escuela de Ingeniería Industrial UDP e investigador del Centro de Energía y Desarrollo Sustentable (CEDS).

El Plan Nacional de Centros de Datos 2024-2030 busca consolidar al país como líder regional mediante herramientas digitales de planificación, agilización de permisos, estándares ambientales y acuerdos de producción limpia que promueven eficiencia hídrica y energética. También contempla campus de IA en regiones con alto potencial renovable, como parte de una estrategia de innovación descentralizada.

No obstante, el investigador del CEDS es escéptico sobre los tiempos previstos: “Los plazos del plan son optimistas. Chile tomó conciencia tarde de esta necesidad, y la evolución digital es rápida”. Además, la concentración de 22 centros de datos en la zona Santiago-Valparaíso revela una falta de descentralización que desaprovecha regiones australes con climas fríos y disponibilidad energética renovable.

Capacidad energética nacional y sostenibilidad

Con 12 GW instalados en energía solar y eólica en 2023, Chile cuenta con una base robusta para abastecer el proceso de digitalización con fuentes limpias, y también posee condiciones climáticas favorables para implementar sistemas de enfriamiento gratuito (free-cooling). Las proyecciones de la Planificación Energética de Largo Plazo (PELP) así lo ratifican, señalando que la electricidad representará entre el 47% y el 73% del consumo final para 2050, con alta participación renovable.

Sin embargo, el principal desafío no radica en la generación, sino en la capacidad del sistema de transmisión y distribución de energía para llevarla hasta los polos tecnológicos. Los altos niveles de vertimiento -la energía que se pierde porque no puede ser transportada ni utilizada en el momento- reflejan las limitaciones estructurales que hoy enfrenta la red eléctrica.

Para abordar este desafío, la propuesta estatal contempla una estrategia integrada que combina la expansión de generación, transmisión y almacenamiento, identificando Polos de Desarrollo de Generación Eléctrica (PDGE) como zonas clave para concentrar energías renovables. El almacenamiento juega un rol vital para gestionar la variabilidad y evitar desperdicios, facilitando que la energía esté disponible en horas punta.

Además, Chile está trabajando paralelamente en la integración eléctrica regional con países vecinos como Perú, Bolivia y Argentina. De este modo, las interconexiones podrían mejorar la seguridad del suministro y permitir la exportación de excedentes solares del norte que de otro modo se perderían.

Pero la sostenibilidad de los centros de datos no solo depende de la energía, sino también de la gestión del agua, un recurso crítico utilizado principalmente en sistemas de refrigeración para disipar el calor generado por los servidores y mantener temperaturas óptimas de operación. La industria está transitando hacia sistemas de refrigeración líquida en circuito cerrado, que minimizan el consumo de agua al reciclarla internamente.

En ese contexto, empresas como ODATA, en alianza con proveedores como Atlas Renewable Energy, operan con energía 100% renovable certificada, alineándose con los objetivos de sostenibilidad y reduciendo el impacto hídrico y energético de estas infraestructuras.

Disímiles experiencias de Google y Amazon en mercado local

El desarrollo de centros de datos en Chile ha mostrado tanto oportunidades como tensiones. El caso de Google en Cerrillos, suspendido por su alto consumo de agua, evidenció la urgencia de contar con marcos regulatorios claros y evaluar los impactos hídricos de estos proyectos. Las preocupaciones se centraron particularmente en su estrategia de consumo de agua (estimado en 168 litros por segundo), lo que generó protestas de la comunidad en un contexto de sequía.

Estos problemas llevaron a la empresa norteamericana a retirar su solicitud del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), marcando un precedente y subraya la necesidad de una planificación sólida para el desarrollo sostenible de los centros de datos en Chile. La elevada concentración de estas infraestructuras en las regiones centrales, en lugar de áreas con condiciones climáticas favorables para reducir la huella ambiental y los costos asociados al enfriamiento, evidencia que se ha priorizado la demanda de los usuarios por encima de una estrategia para un crecimiento equilibrado y respetuoso con el ecosistema.

No obstante, el revés de Google no ha mermado el atractivo del mercado tecnológico local para las grandes compañías internacionales. Amazon Web Services anunció el mes pasado una inversión superior a los US$4 mil millones en un período de 15 años para establecer un conjunto de centros de datos en tres ubicaciones geográficas distintas en Chile. Esta iniciativa, la mayor de AWS en el país, generará empleos técnicos de alta calificación y promoverá un ecosistema de emprendimiento digital.

Asimismo, sus instalaciones permitirán a organizaciones chilenas, desde startups hasta entidades públicas, acelerar su innovación con acceso a inteligencia artificial y machine learning, cumpliendo las regulaciones locales. Con este nuevo proyecto, además, Chile se posiciona como pionero en Latinoamérica al habilitar conexión satelital con celulares mediante tecnología Starlink, reforzando su liderazgo en infraestructura digital.

Proyecciones y desafíos pendientes

La Agencia Internacional de Energía advierte que el consumo energético de los centros de datos podría duplicarse para 2026, impulsado por la inteligencia artificial. En Chile, se proyecta triplicar la capacidad instalada al 2028, lo que exige modernizar urgentemente la infraestructura energética y optimizar la gestión ambiental.

Gracias a su matriz energética limpia y conectividad digital avanzada, el país está posicionado para liderar en América Latina. La inteligencia artificial abre oportunidades económicas y tecnológicas únicas, pero su desarrollo sostenible demanda una red eléctrica robusta, una planificación territorial efectiva y reglas claras.

De este modo, el equilibrio entre innovación y responsabilidad socio-ambiental será clave para consolidar a Chile como hub tecnológico regional. En palabras de Díaz, “el plan (nacional) debería tener un nivel de urgencia mucho mayor para asegurar su impacto real y evitar que quede solo en un manual de buenas intenciones”.

- Advertisement -spot_img

Más artículos

- Advertisement -spot_img

Recientes